Capítulo 1: Espero que algún día la vida me sonría.

-¡Que salgas ya, joder!
-¡Haber que te esperes que estoy yo!
-Gilipollas...
-Subnormal- murmuro.
Salgo del baño, el que gritaba era mi hermano mayor, Daniel, que tiene 4 años más que yo, es un borde sin duda alguna y a veces yo diría que incluso bipolar.
Entro a mi habitación y me miro al espejo, ya que todavía no he terminado de arreglarme.
Yo, una chica medio guapilla, de estatura normal, morena, y de ojos marrones, me llamo Alba, y bueno, con mis 14 años lógicamente todavía no sé nada del amor, y mucho menos de la vida; pero me gusta creer que sí, bueno, ¿cómo todos a estas edades, no crees? aunque antes o después todos nos acabamos dando cuenta de lo que de verdad hay y lo creido que nos lo teníamos a estas edades, o eso al menos es lo que yo opino.
Me pinto con el gloss transparente de mi hermana  los labios, ya que el mío se me ha acabado; menos mal que no está en casa que si no la hubiera liado. Me imagino que estará por ahí con su novio, que llevan 3 años ya juntos y se quieren como desde el primer día. Mi hermana se llama Mónica, tiene 20 años, yo la admiro, aunque nunca se lo diga, ya que es alta, guapa, tiene un montón de amigos, y lo más importante: tiene novio.
Pfff lo que daría yo por estar así, pero ahora lo que toca es aguantarse hasta que a la vida le de la gana sonreírte, porque si no... está bastante jodido, la verdad; y pensándolo bien a mí pocas veces me ha sonreído la vida, y cuando lo a hecho no he aprovechado esas oportunidades, por ser tonta y por la tímidez, sí, la timidez, esa puta palabra que nos deja sin abrir tantas puertas, por miedo, por vergüenza... como quieras llamarlo, pero que ves como tus oportunidades se esfuman sin apenas darte cuenta.
Al menos espero que algún día la vida me sonría de verdad.